miércoles, 6 de julio de 2016

Reseña: Artes maleficorum: brujas, magos y demonios en el Siglo de Oro, por Roberto Morales Estévez




Librosdelacorte.es, 12, año 8, primavera-verano


                                                                                                                  Roberto Morales Estévez


Siempre es una buena noticia cuando un sello editorial se decide por abrir una colección histórica, máxime en los tiempos que corren para las Humanidades. Este es el caso que nos ocupa con el libro de la profesora María Jesús Zamora Calvo que, con su Artes Maleficorum. Brujas, magos y demonios en el Siglo de Oro, abre la colección Historia en el sello editorial Calambur. Comenzaremos destacando del mismo la gran originalidad de enfoque en un tema, como el de la brujería, que ya goza de una gran trayectoria y estudios muy solventes que cada vez hace más complicado aportar nuevas visiones. Este lo ha conseguido mediante la compilación sistemática de más de 800 tratados sobre magia, brujería y demonología que la autora recoge en el cuarto capítulo de su trabajo. Ello se ha de considerar una enorme aportación, además del resto del volumen, a los estudios de brujería, ya que ofrece al resto de la comunidad científica fuentes documentales sistematizadas y aún por explotar en profundidad. El libro se apoya en esa extensa base documental para revisitar desde esta nueva perspectiva el tema de la brujería en los siglos xvi y xvii a nivel europeo, que es la materia que ocupa el primer capítulo. El mismo se cierra, como el resto de capítulos, con un estado de la cuestión que permite al lector conocer no solo la aportación de la investigadora, sino que nos permite ponerlo en relación con los distintos enfoques que sobre el tema se han venido dando. El segundo capítulo, dedicado a la magia, es el que probablemente más sorprenda al lector no iniciado. En el mismo se analizan, con el mayor rigor posible y afán de coherencia y orden, distintos fenómenos directa o indirectamente relacionados con la magia, con la dificultad añadida de realizar una formulación lógica de un mundo irracional como es este del que se ocupa. El compendio de tipos de magia analizados abarca astrología, alquimia, filosofía oculta, magia amatoria o magia adivinatoria en muchas de sus modalidades, como lo son la metoposcopia o la quiromancia. El capítulo vuelve a cerrarse con un epígrafe dedicado a los estudios actuales sobre la magia. El tercer apartado es el dedicado a demonología, reiteramos que apoyándose principalmente en los tratados demonológicos del XVI y XVII, fuentes primarias que hacen muy sólido el discurso de la investigadora. A través de los mismos se analiza al diablo y secuaces, los poderes diabólicos, pactos demoniacos y exorcismos o la caracterización de judíos y gitanos como etnias endemoniadas. De este capítulo es preciso destacar el epígrafe dedicado a la iconografía demoniaca dado que, aunque de manera breve, aborda un tema que aún espera un estudio en profundidad, si exceptuamos el trabajo de Luther Link El diablo: la máscara sin rostro, como lo es la imagen del diablo y su evolución iconográfica. La riqueza de fuentes primarias que hemos destacado en esta reseña viene acompañado por otra gran cantidad de fuentes secundarias que la autora ha ido desgranando y analizando a lo largo de los capítulos, con lo que pone a disposición del especialista un gran material de consulta para futuros trabajos. Se intuye que el trabajo que nos presenta María Jesús Zamora en el sólido cimiento de un trabajo de investigación mucho más ambicioso fruto de la sistematización de los tratados de brujería, magia o demonología que la autora está llevando a nivel europeo, del que por ahora nos ha legado parte, pero que se presume seguirá realizando en años venideros. Mención aparte merece la ingente y acertada selección de imágenes que acompañan el texto en la que destacan muchas que, por su rareza, constituyen otra aportación destacable para el resto de los investigadores. La editorial nos ofrece las imágenes en color, lo que no es tan habitual como debiera, y con alta resolución. No podía ser de otra manera para un libro que por la calidad del papel y encuadernación demuestra el interés y fuerte apuesta que la editorial Calambur está realizando por la edición de libros históricos.

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