lunes, 9 de junio de 2014

Noticia: Juan Carlos Mestre en Ecuador, pequeña crónica de su lectura en El Mercurio

Un poeta de lujo en paralelo cero
Por Jorge Dávila Vázquez
El Mercurio, 8/06/2014




 Desde hace 6 años, Xavier Oquendo Troncoso mueve los mundos para lograr que su empresa artística POESÍA EN PARALELO CERO, persista. Y cada vez tropieza con mayores dificultades y limitaciones, porque la vida del arte es dura, siempre. En su sexta convocatoria, Paralelo visitó Cuenca, y en la primera sesión de lectura de poemas rindió un cálido homenaje a Jacinto Cordero Espinosa, nuestro gran poeta. Esa lectura contó con la presencia de varias voces muy sugerentes y cargadas de un lirismo particular, como no puede ser de otro modo en el campo de la producción poética en que cada autor es un mundo, quizás más que en los otros campos de la literatura: Marcela Rivera, sutil y transparente; Carmen Rojas, cercana a lo cotidiano; Nelson Villacís, buscando el sentido del cuerpo y Catalina Sojos, evocando la tierra natal. En la segunda sesión, Damsi Figueroa, nos trajo de Chile una voz cargada de emociones y dolorosa evocación. Thalía Cedeño intentó recuperar la infancia perdida y Marcos Rivadeneira fusionó metafóricamente mundo y yo. Figura estelar del encuentro fue Juan Carlos Mestre, poeta español nacido hace 57 años en la provincia de León-España. “Mi alma es esa casa de madera que arrastra el vendaval. A veces en la noche yo siento acercarse a un huésped invisible y oigo girar su llave y escucho avanzar sus pasos.// Entonces la poesía, cada pluma arrancada a las alas de un ángel, es la semejanza de una casa en el aire,/el portal luminoso, las ventanas abiertas, el que empuja la puerta y el que entra seguro y se acerca hasta el arca y reparte los dones”. La lírica de Mestre es intensa, visual. quizás por aquello de que es un notable artista plástico, pero está, al mismo tiempo, cargada de ese hondo misterio que subyace en el verbo del poema y que nunca nos es del todo develado. Recomiendo buscar en Internet una de las obras de Mestre en que se mezclan dibujo y collage de forma muy delicada: “Libro de Roma”. Ese precioso logro digital nos muestra las dos facetas esenciales del artista: su sentido de lo pictórico y su hondura poética cargada de sueño. Esta, por supuesto, está en el texto que citamos antes, y en los dos que leyó la noche del 4 de junio: “Cavalo morto” y “Elogio de la palabra”. “Cavalo morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo…// Otro mundo es el fondo de un vaso, un lugar donde lo recto tiene forma de herradura…/ Un río que madruga para ir a fabricar el agua de las lágrimas…” Mestre hace una poesía de una pureza y una fuerza admirables, y no se cuida para de la tradicional estructura de los versos, porque sabe que su opción por una modalidad que podríamos llamar prosa poética está cargada de una musicalidad rítmica y una acumulación de imágenes que seduce. “Solo el aire, únicamente lo que del aire mismo transmitimos como testamento de lo nombrado permanecerá de nosotros.// La luz, la materia de esta palabra y el ruido de la sombra de esta palabra.” Pero también su profunda voz, nombrado la palabra, permanecerá en quienes lo escuchamos, por mucho tiempo.


Leer en El Mercurio.

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