viernes, 8 de febrero de 2013

Entrevista: Trazar la salvaguarda, de José Luis Puerto, Diario de León


José Luis Puerto. Escritor
«La poesía es un territorio que salva de la intemperie»

Cristina Fanjul 
Diario de León, 17/01/2013

Ha escrito José Luis Puerto un poemario inmenso hecho con eslabones de la intimidad de lo cotidiano, como una colcha remendada con los retales que el poeta ha ido recogiendo del trastero de su memoria.

Calambur acaba de publicar el nuevo poemario de José Luis Puerto,Trazar la salvaguarda, una obra con la que el escritor salmantino regresa a la creación literaria después deProteger las moradas, poemario publicado en el 2008.

—Algunos de los poemas son como una plegaria.
—Con Octavio Paz, creo que la poesía es una pervivencia en nuestra especie de los antiguos lenguajes sagrados. El poeta, hoy, habla desde la precariedad, desde la intemperie, desde la incertidumbre, de ahí que la palabra poética —en mi caso, es así— se haya convertido en un susurro, en una súplica, en una plegaria, en una suerte de oración en definitiva. Pero, ¿a quién invocar, si los dioses, como dijera Hölderlin, se han marchado? En todo caso, susurramos desde lo oscuro, desde esa noche del mundo de que ya hablaran los románticos, en busca de un territorio de salvaguarda.

—¿A eso se refiere con el título del poemario?
—El título del poemario alude a que, ahora mismo, en mi percepción, la poesía es palabra de salvaguarda, uno de los territorios que nos protege de la intemperie. Lo mismo que ese espacio sagrado (dextro) en torno a las iglesias protegía a quienes se acogían a ellos; o esos círculos que los niños en algunos de sus juegos trazaban en la tierra, y quien lograba introducirse en ellos estaba a salvo; la poesía también es palabra que crea espacios de salvaguarda, en los que podemos reconocernos y percibir algunos de los sentidos de nuestro existir.

—Hay un poema (‘altos carros del cielo’) en el que te refieres a tu infancia. ¿Ha cambiado desde un punto de vista cultural la percepción que tenemos de la pobreza?
—La pobreza forma parte de mis señas de identidad. Y atraviesa de modo transversal mi poesía y toda mi escritura. Es también una ética. El poema altos carros del cielo está inspirado en la vuelta de los prados, en hilera, de los carros cargados de heno, guiados por unos hombres reconcentrados y sobrios, que recorren un itinerario misterioso por el fulgor del mundo; es un itinerario esencial y simbólico, que trasciende la mera escena campesina.

—Pero, ¿cree que la percepción cultural que tenemos de la pobreza ha cambiado?
—Generalmente, hemos vivido en un mundo de espaldas a la pobreza; la sociedad de nuevos ricos en la que hemos vivido instalados la ha invisibilizado, la ha convertido en invisible, como si no existiera. Ahora, en este tiempo de crisis, advertimos que está entre nosotros, y surgen gestos de solidaridad y de ayuda, que tienen un gran interés, como síntomas rehumanizadores.

—¿A quién se refiere cuando habla de profanadores?
—A todos aquellos que destruyen la raíz sagrada del ser humano y del mundo.

—En el poema ‘ofrecida’ me llama la atención la posibilidad que tenemos de cambiar el significado de una palabra con tan sólo poner otra junto a ella. ¿Cree que es igual de fácil cambiar la realidad que modificar el sentido de las palabras que la expresan?
—Toda palabra es un ofrecimiento. Busca un tú que la recree y la haga suya. Busca hacerse resonancia en el corazón de los otros. Y ahí ya, a través de ese mecanismo, se transforma de algún modo el mundo, la realidad; porque el lenguaje poético es, implícitamente, una invitación a buscar otro modo de estar en la realidad, de estar en el mundo.

—¿Cuánto hay de Walt Whitman en este poemario?
—La de Whitman es una palabra expandida, canta al ser humano y el mundo desde una amplitud que se manifiesta hasta en lo excesivo del versículo y de la extensión de los poemas. La mía es, más bien, una palabra recogida, que trata de conectar con los lenguajes de la experiencia mística y de las tradiciones contemporáneas de la retracción.

—Sí, pero hay algo de panteísta en sus versos que me recuerda a él.
—Esa suerte de panteísmo al que aludes está en no pocas tradiciones poéticas occidentales. Por ejemplo, está en Hölderlin, en Rilke, hasta en Paul Celan, entre nosotros, por ejemplo, en Juan Ramón Jiménez, poetas para mí muy queridos. Y, claro, también en Whitman. Pero ese panteísmo no es otra cosa que percibir la sacralidad del mundo, de todo lo creado, y cantarlo y celebrarlo a través de la palabra.

—¿Qué ha pasado entre ‘Señales’ y este libro? Me refiero a su visión del mundo y cómo ha modelado su obra poética.
—En Señales, inicié una vía poética que, en libros como De la intemperie, Proteger las moradas y ahora en Trazar la salvaguarda, he ido profundizando. Una vía marcada por la esencialidad y la retracción, puesto el oído al mundo para captar las señales de la gracia y de la herida, que van juntas. El poeta ha de ser siempre el atento. Y en esa poética de la atención estoy.

—En cinco motivos clásicos recrea héroes clásicos: Sísifo, Ulises, Prometeo, Teseo. ¿Cuál representa para ti mejor la sociedad y con cuál se identifica?
—Los motivos clásicos surgen al percibir en el mundo en que vivimos los mismos arquetipos que los mitos encarnan. Dos son los mitos de los que aparecen en esos poemas con los que me identifico en mayor medida: el de Prometeo (el poeta ha de ser siempre el portador de la luz para la especie humana) y el de Ulises (no hay poesía sin viaje y sin aventura).

—¿Qué importancia revelan las cosas pequeñas en la expresión de lo que somos? ¿Podría decirse que, en cierta manera, lo que somos se explica por esas pequeñas cosas?
—Hay también en toda mi lírica una poética de lo pequeño. Desde abajo se ve mejor el mundo, he dicho en algún momento. En lo pequeño, en lo que pasa desapercibido, suele estar casi siempre lo más hermoso, precisamente por ser lo más desatendido y, al tiempo, sin embargo, lo que arroja un mayor fulgor cuando lo percibimos.

http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/la-poesia-es-un-territorio-que-salva-de-intemperie-_760959.html

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