martes, 29 de enero de 2013

Reseña: Poesía experimental española, edición de Alfonso López Gradolí, en El Norte de Castilla

Poesía experimental española (Antología incompleta), edición de Alfonso López Gradolí
Jorge de Arco
El Norte de Castilla, 30/06/2012

La imaginación por bandera


En el año 2007, la editorial Calambur, daba a la luz Poesía Visual Española (Antología incompleta), volumen que incluía cincuenta y siete autores y que recogía una breve muestra de sus más significativas creaciones. Aquella compilación, abarcaba desde 1965 a la actualidad, si bien en España este singular género cumple ahora su primer centenario.

A medio camino entre la plástica y la escritura e influida de manera acentuada por las corrientes vanguardistas de primeros del siglo XX –surrealismo, creacionismo, futurismo–, esta poesía visual «se convierte en la poesía experimental de nuestro tiempo », en palabras de Joan Brossa.

El poeta catalán (1919-1998) –uno de los máximos defensores del mestizaje del arte y la literatura–, escribía movido por un impulso interior que buscaba comunicación y para ello se valía de todos los medios a su alcance con un afán original y totalizador: «Suelen bastarme el hombre y su misterio», dejó dicho enunendecasílabo que resume de manera precisa el conjunto de su amplísimo quehacer.
Y si traigo a colación a este prestidigitador de la palabra, es con motivo de la reciente edición de Poesía Experimental Española (Antología incompleta), que completa –valga la redundancia–, la citada anteriormente.

Este florilegio cuenta, de nuevo, con el meritorio trabajo de Alfonso López Gradolí, quien ha dedicado en la última década un abundoso estudio al desarrollo y asentamiento de esta manifestación artística. Valga recordar su volumen aparecido en 2008 bajo el título de La escritura mirada. Una aproximación a la poesía experimental española.El propio López Gradolí, afirma en su prefacio: «En esta colección de poemas mostramos la obra demás de sesenta autores que trabajan en prácticas no propias de la poesía tradicional y de otros que desarrollan un quehacer con el lenguaje inmerso en el terreno de la plástica y, a veces, cercano a ciertas experiencias musicales. Coexisten poetas que han publicado textos de los que se denomina poesía discursiva o narrativa, con artistas plásticos que trabajan en una parcela del experimentalismo como es la poesía visual».

Con estos mimbres, es fácil imaginar que el lector tiene ante sí un variadísimo abanico de propuestas, donde conviven la trasgresión, el desafío, lo asociativo, lo simbólico…, y todo ello tamizado por la intrínseca magia que se esconde tras la significación primigenia de cada palabra.

«No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación», afirmaba André Breton en Primer Manifiesto Surrealista. Y sin duda, que jugar con el lenguaje, adornarlo con otros gestos, someterlo a variados experimentos, apostar por su solícita espontaneidad, romper su lógica, llevarlo hasta los límites de su significancia…, no son sino maneras de hacer muy distintas y muy válidas y que exigen, también, un compromiso incesante en la búsqueda novedosos discursos.

Por la carga gráfica que lleva implícita esta antología y por su sobresaliente variedad, no es sencillo escoger muestras representativas de cuanto aquí se ha seleccionado. Pero de entre ellas, cito de manera únicamente orientativa, la originalidad de José Luis Castillejo (Sevilla, 1930), el lúdico atrevimiento de Mikel Jaúregui (Bilbao, 1948), la llamativa luminosidad de Juan Ricardo Montaña (Don Benito, 1949), la irónica denuncia de Javier Seco Goñi (Madrid, 1958), la frescura de Yolanda Pérez Herreras (Madrid, 1964), o las lumínicas composiciones de Gonzalo Torné (Jerez de la Frontera, 1949).

A su vez, hay autores, que tienen en la palabra su arma verdadera y a través de ella, crean, recrean y descrean su atlas personal. Cito algunos nombres y ejemplos de manera tan solo representativa: los destellos naturales de Emilia Oliva (Palencia, 1957): «luego en nueva york/ ganado ya su mar de libertad/ observa ahora/ un rayo intenso que se yergue/ renovar los aires/ y como siempre ocurre/ latitud de cuerda fue a poco»; el verso torrencial de Isabel Alamar Torró (Valencia, 1970): «Después de una riada de artículos, sinestesias y tropos/ y justo en medio de nuestros dos pronombres atomizados/ en lacerante sintaxis con muchas dosis de vértigo»; o el impetuoso ingenio de Daniel Aldaya (Pamplona, 1976): «Concurso Literario: Envía un SMS urgente/ con el texto JULIETADORMIDA/ al móvil de Romeo/ y así evitarás que se suicide por amor».

Al cabo, un atractivo y renovado compendio de autores, que anhelan la búsqueda del secreto de la existencia artística y literaria más allá de la palpable cotidianeidad.

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