lunes, 11 de julio de 2011

Reseña de 28010, de Marta Agudo


Revista 330 ml

El lenguaje y yo
Por Eduardo Moga

Marta Agudo (Madrid, 1971) ya había anunciado en Fragmento, su primer poemario (2004), la propuesta radical en la que ahora profundiza, y que depura. Dividido en cuatro partes, de once breves poemas en prosa cada una, 28010—un título que es también un código postal— presenta a un yo quebrantado, inconcluso, en acuciante lucha por construirse, o por sobrevivir a la destrucción. Una identidad que no ha acabado de fraguar, compuesta por lajas dislocadas, por fragmentos que la realidad disemina, se proyecta en un texto asimismo descoyuntado, pleno de aristas y arañazos, arrasado de estupor. Esa identidad, en 28010, solo puede aglomerarse mediante el lenguaje: sus textos no son sino revelación de la naturaleza lingüística que nos constituye, y de los conflictos —o la desquiciada lucidez— a que esa condición verbal nos expone. El primer poema de la primera sección, «Fonética», que reflexiona explícitamente sobre el lenguaje y las ficciones que permite elaborar, entre ellas nosotros mismos, empieza así: «Me llamo Marta. Me llaman Marta…». Lo mismo se dice en una pieza de la última parte, «Secuencia», dedicada al análisis del flujo temporal y de la configuración —o desfiguración— sucesiva de nuestro yo: «Me llamo Marta, me llaman Marta, y me persigue el idioma en que se expresa el moribundo...». En este mundo hecho de lenguaje, el ser pena su desarticulación y su vacío: motivos de fuerte impronta existencial, como el naufragio, la ausencia, el miedo o, sobre todo, los de connotaciones patológicas —la herida, la parálisis, la enfermedad, el dolor—, revelan un sufrimiento basal y un malestar con ese yo devastado, y con los otros yos infernales que lo acosan, que despierta la voluntad de desaparecer, bien refugiándose en un espacio propio, sin hostilidad —«hexágonos de miel»—, bien diluyéndose en una fuga reparadora, indistinguible a menudo de la caída. Con un estilo abrupto y fisurado, pero cuyos hiatos conecta, como una membrana, la pasión metafórica, 28010 acredita una voz genuina, audaz, deudora de la mejor tradición experimental.

http://revista330ml.blogspot.com/2011/07/el-lenguaje-y-yo.html


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