miércoles, 27 de abril de 2011

Entrevista con Juan Carlos Mestre

DE CUANDO LA POESÍA ES MEMORIA

Por NATALIA RUIZ-POVEDA VERA
“La posibilidad permanente de la poesía y del arte es convertir la actividad creativa en una aliada a la abolición de lo injusto”.

Con motivo de su reciente exposición en la galería madrileña Brita Prinz, el Premio Nacional de Poesía, pintor, escritor y músico berciano Juan Carlos Mestre me recibe en su peculiar y encantadora casa en el centro de Madrid.

1.- Su poesía ha sido definida como “la poesía de lo real”. ¿Qué es para usted la poesía?

¿Quién ha definido mi poesía como la poesía de lo real? Creo que todas las definiciones en torno a la poesía están avocadas al fracaso. Supongo que toda poesía es un estado indefinible de conciencia. Seguramente la poesía sería la conciencia de algo de lo que no podríamos tener conciencia de ninguna otra manera. Pero no, la poesía es una formulación inédita que procede de un cúmulo de principios de causalidad que a su vez son también de casualidad. Es un azar cuántico muy próximo a la teoría del continuo fluir de las partículas subatómicas de la materia, lo que llamamos en términos científicos “física cuántica”, aunque la poesía actúa sobre la materia del lenguaje. La poesía tiene en cuenta infinidad de cosas. Lo mágico, los mitos, las supersticiones, la historia de las religiones, lo sagrado, las grandes civilizaciones, los grandes anhelos, los sentimientos de cualquier tipo, la felicidad, la angustia. Está en la historia de las epopeyas y de las épicas. Es un sedimento invisible, el encargo de la poesía es un encargo intrínseco a las palabras, del mismo modo que las partículas integran una materia, el lenguaje es portador también de un grado de conocimiento, algo desconocido para nosotros, pero que la poesía indaga permanentemente, recordando a nuestra conciencia cuál es el encargo que tiene la palabra, y recordando los significados de éstas para existir.
Cuando el autoritarismo cambia el lenguaje, intenta cambiar su significado a través de la herramienta de la publicidad, y ahí aparece el proyecto del poeta, cuya misión es recordarnos que las palabras están hechas para construir la verdad. Y que las palabras son portadoras de un valor estético, es decir, un valor ético. Las palabras trabajan la memoria, que no es más que la gran aspiración de los seres humanos: la dignidad. La dignidad como una intermediación con lo sagrado, sea lo que sea para cada uno de nosotros.
¿Poesía de lo real? ¿Qué es lo real? ¿Lo visible? ¿Pertenece el mundo invisible a la categoría de lo real? ¿Es lo real lo percibido por los sentidos, o por la imaginación? ¿Qué es más real, un caballo o un unicornio? Porque la resurrección, el Apocalipsis o el unicornio, no son más que resultados de la imaginación humana, y por tanto también forman parte de lo real.

Por ello artículos, mitos, sueños, cuentos, forman parte de las partículas de la conciencia, del sedimento común que para mí es la poesía, que no es otra cosa que una manera de estar en el mundo, como para otros puedan ser las matemáticas o las ciencias puras.

2.- En su poesía y su obra existe un interés importante por recuperar lo primigenio y lo ancestral. ¿Dónde nace este objetivo? ¿Cuál es la importancia de la memoria?

A mí me interesa mucho lo primitivo como estado primigenio de conciencia en la búsqueda de una vieja categoría que, a falta de una mejor definición, seguiría llamando belleza. Antonio Gamoneda escribió un verso que yo leí cuando tenía aproximadamente trece años, “la belleza no es un lugar donde van a parar los cobardes”. Yo creo que en los tiempos que corren, la reivindicación de la belleza como una categoría estética y por tanto como una conducta de comportamiento ante las formas, impone una categoría ética.
Cuando me refiero a la conducta no me estoy refiriendo a la ejemplaridad, sino a esa opción que cualquier persona puede hacer cuando tiene en consideración que los seres humanos son responsables unos de otros. Que la naturaleza no está ahí para ser explotada a nuestro antojo, sino para permitir la supervivencia y hacernos asumir la responsabilidad de su uso, y para hacernos asumir nuestra condición de huéspedes en el planeta. Creo que hay que asumir que el ser humano no es el centro del universo, sino que es parte de una red de equilibrios, pero sí que se nos ha dado la capacidad de la reflexión y del análisis, por lo que somos capaces de tener conducta. Desde los orígenes remotos de la humanidad, frente a los lenguajes de fuerza, la jerarquización de las clases, las guerras, la aristocracia de los poderosos, una parte de lenguaje ha optado por la búsqueda de la belleza, ha habido una aristocracia de la belleza, de la palabra y de la comunicación. Así nace el despertar de las actitudes contemplativas, y la creación de un lenguaje no humillante, puesto que los textos oficiales son textos de humillación, de imposición y de orden.
Creo que mi pasión por lo ancestral guarda relación con ese mito tribal de que el tabú se convierte en tótem. Y donde el respeto por la perduración de la memoria hace que alguien grabe un caballo sobre una lápida bajo la cual yace el caballero, o un perro que sigue ladrando su dolor al amo ausente. La aparición de estos signos en la historia de la cultura viene a representar actos de delicadeza frente a los actos de fuerza. Por eso hay que recordar estos signos de belleza en la historia, y considero necesario hacerlo. Creo que la vida a través de la poesía venga las ofensas de los hombres con el encargo de seguir recordándolos, porque el lenguaje es portador de memoria. Memoria de utopías, y memoria de ideas que de otro modo se perderían.

3.- Se habla de que su poesía es una “poesía de lo perdurable” o “de lo esencial”. Parece ser una búsqueda del orden dentro del caos. ¿Es esta destilación la labor de la poesía?

Pues no es ni perdurable, ni esencial. Perdurable es el idioma, pero lo que uno escribe es fruto y consecuencia de lo que antes escribieron otros. No creo para nada en el don, en la cualidad del poeta como un ser ajeno a un sistema dialéctico de referencias, proximidades, hurtos, apropiaciones, diálogos, lejanías… todo lo que se ha hecho antes es el repertorio a través del que podemos seguir articulando nuestras palabras, que no son más perdurables que lo que sea el pensamiento que nos precede y el pensamiento que nos subsigue. No es más que un pequeño peldaño en la escalera invisible.

Sobre lo esencial… creo que lo único esencial es el aire como principio de vida y único reparto democrático. No sé qué más puede ser esencial. Y este aire es el mismo aire que fue respirado por otros, y el mismo que compartiremos con el de aquellos que todavía no han nacido. Lo único esencial es que somos huéspedes permanentes del aire, y hay una responsabilidad también con el aire, con la transparencia de lo real.

- ¿Busca Juan Carlos Mestre un orden a través de su poesía?

No sé si se trata de la búsqueda de un orden, sino más bien el sacar algo en claro a través de lo múltiple, porque creo que los discursos del orden son falsos por naturaleza. En contra de lo que se piensa, la poesía es desorden porque es desobediencia, como el arte es también desorden. Y lo es porque no es más que la prolongación de la propia realidad del mundo, y la realidad del mundo no está regida por un discurso de orden, a pesar de lo que se haya pensado en un pasado. Más bien yo diría que el caos y el desorden es el estado natural de los sentidos y del universo, y que sólo la aparente imitación del orden es lo que estructura algunos pensamientos que asimila el poder. Es el poder quien tiene esta maniática obsesión de ordenar las cosas. Y no, el ser humano es un ser en permanente y afortunado desorden.
La imaginación es desorden del actual estado de cosas, es el cuestionamiento de lo conocido, y es lo único que nos hace continuar dando pasos. Creo que es eso lo que ha hecho el arte y la literatura desde siempre, desordenar la vida, desordenar el curso de lo previsible. Y esa es la posibilidad permanente de la poesía y del arte. Convertir la actividad creativa en una aliada a la abolición de lo injusto.

4.- ¿Cuál es el compromiso poético de Juan Carlos Mestre?

No asumo ningún compromiso con los discursos de desorden. No creo que mi poesía ni que nada de lo que yo haga tenga ningún tipo de compromiso mayor a la propia actividad que realizo. Creo que el arte, y la poesía son un compromiso en sí mismo al que no cabe añadir otro compromiso. Creo que la cualidad del artista, o del poeta, es el compromiso que tiene con el poema, con el lenguaje. No se trata de un compromiso ideológico ni de un compromiso político, sino que, pensando, como ya he dicho, que los seres humanos somos responsables unos de otros, haga lo que haga, mi obra está comprometida con el colectivo. No hay nada que sea ajeno. Mi compromiso es un compromiso que tengo con el lenguaje. Y creo que cuando una sociedad empieza a corromperse en sus estructuras lingüísticas es porque las palabras han dejado de significar aquello para lo que habían sido inventadas desde la necesidad humana, y avanza, irremediablemente, hacia una sociedad autoritaria, hacia el fascismo.
Por ello la decisión está en la conducta del lenguaje, la poesía es un encargo que nadie nos ha hecho, pero que el que lo asume, tiene que responsabilizarse del buen uso del lenguaje que debe utilizar.

5.- ¿La poesía es una evasión, un refugio o un arma?

Yo diría que ninguna de las tres cosas y a la vez las tres cosas. La poesía es para cada uno lo que cada uno crea que es la poesía. A veces pienso que un poeta es un taxista, que lleva a la gente a donde ésta quiere ir a vivir su propia vida. Para algunos es un arma cargada de futuro, para otros un refugio espiritual, o una evasión frente al sufrimiento, o una cura. Para mí, no ha sido ninguna de estas tres cosas, ha sido mi única posibilidad. No he podido elegir, y tampoco he podido definirla. Es la única posibilidad de mi vida, la única manera a través de la que intento estar en el mundo.
Es la única forma de legítima defensa que tiene el ser humano frente a los actos de violación y violencia sistemática de su integridad, que es la integridad del lenguaje. Todo se ha hecho con el lenguaje, y no se le presta ninguna atención, es el arma más maltratada que ha existido. Por ello creo que la poesía es un acto de legítima defensa del lenguaje frente a su uso utilitario por el mercado, por la sociedad del consumo y por el poder de los capitalismos. Creo que es un proyecto espiritual.


6.- ¿Quiénes han inspirado su obra literaria? ¿Y su obra plástica? Es usted un artista polifacético. ¿Existen varios Juan Carlos Mestre o participan todos de un discurso común?

La verdad es que raro es aquello que no me inspira o que no me diga nada, y del que no salga siendo alguien distinto. A veces existen grados de intensidad, como de la obra de W.Withman, o de Antonio Gamoneda, de Paul Klee, de Marc Chagall o de El Bosco. Sin embargo me habrá pasado más desapercibida alguna otra cosa, pero todos han dejado huellas perdurables en lo que yo hago. Lo importante son los diálogos, no solamente los de grande aceptación, sino también los de grandes rechazos, casi los grandes rechazos son los que más aportan. Agudizan la capacidad de análisis y la conciencia. Creo en el arte como patria, como salvamento para lo que debe perdurar.

Yo trato de hacer las cosas sencillas, buscar lo sencillo en todos los aspectos. El discurso común es el de encontrar un camino independiente al del orden que se nos establece. Pero al mismo tiempo es un discurso que considero resultado de lo múltiple, y en la actualidad no cabe la diferenciación de la vieja escuela, la de las diferentes disciplinas. Intento ejercer mi pensamiento fuera de las formulaciones de los discursos establecidos. Lo que yo hago no tiene identidad ni lo hago desde ningún sujeto de autoridad.

7.- En las artes plásticas, ¿cuáles son sus técnicas favoritas, y por qué?

Las técnicas me generan mucho distanciamiento y algo de rechazo práctico. Por ejemplo, la técnica del grabado es sencilla, pero es más interesante la alteración técnica de la técnica. Tal vez me interese más lo que es menos práctico. Usar el grabado para reproducir una sola pieza. Y a mí la reproducción no es lo que me interesa. Me interesan los lenguajes, no las técnicas.
En literatura tenemos claros que un poeta que tenga técnica puede escribir unos sonetos perfectos pero horribles. La técnica no acredita que el poema sea bueno. Muchas veces lo interesante es hacer asociaciones no legitimadas por la lógica de la técnica. Crear nuevas posibilidades secretas para el lenguaje.
Las técnicas no dejan de ser lenguajes al servicio de la conciencia creativa. La técnica la dicta la conciencia creativa. No se puede imponer una técnica. Los soportes no deben incomodar la idea.

8.- En su última exposición en la galería Brita Prinz me llamaron la atención sus libros de autor. ¿Qué importancia tiene para usted la creación y difusión de estos libros en el panorama actual?

En esta época en la que parece que el gran desafío digital está poniendo “en peligro”, se dice, al libro tradicional, me gustan las cosas encantadoras, las que pueden seguir provocando sueños, caprichos, amabilidad, y volver a hacer de los libros páginas donde se pueda ser feliz, donde haya un lugar para el calor. Me gusta hacer libros de autor porque estoy convencido de que un libro es el más hermoso de los inventos de la civilización. Creo que el libro nos ha llevado muchísimo más lejos de la rueda.

9.- ¿Qué supuso para usted el Premio Nacional de Poesía? ¿Cuánto supone ser reconocido o ignorado?

Creo que uno de los grandes desafíos que tiene el artista contemporáneo es el de resistirse al autoenorgullecimiento, es casi una obligación, y el gran drama es la vanidad, el creer que los premios otorgan a alguien alguna clase de valor añadido. Con humildad, estas cosas no significan nada. No puedo ocultar mi distanciamiento sobre este tipo de reconocimientos. Los poetas no somos caballos de carrera que compitan por llegar a la meta antes que otros. El único premio del poeta es encontrar un cómplice, otro creador como él que observe la obra, que la disfrute y que crea que es algo útil y necesario.
Ser reconocido e ignorado supone exactamente lo mismo. Para alguien que dedica su vida a trabajar con el arte y con el lenguaje, ofrece una dificultad el ser ignorado, pero también el silencio y la tranquilidad de quien han apostado por lo que ha sido la única posibilidad en su vida. Y ser reconocido… ¿por quién? Eso es importantísimo, porque hay gente por la que uno no quisiera ser reconocido. Y la gente por la que quisiera uno ser reconocido es por los iguales, por los que han caminado juntos y han compartido sueños comunes.

10.- ¿Qué consejo les daría a los escritores y artistas que comienzan?

Creo que el mismo que me darían ellos a mí: “Ni se te ocurra darme ningún consejo”.

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