miércoles, 13 de octubre de 2010

El prodigioso clan Millares, en El Mundo

El Mundo, 5 de octubre de 2010

Por Luis Alemany

"Como la película de los Panero pero en Gran Canaria". Era una manera de definir, allá por 2006, el documental 'Cuadernos de contabilidad de Manolo Millares', un retrato de la familia del pintor canario dirigida por su sobrino Juan y narrada por su hija, Eva. En la pantalla, los hermanos y la viuda del pintor intercambiaban ternuras y algún arañazo. Y entre ellos, José María Millares Sall, que esta mañana ha ganado, a título póstumo, el Premio Nacional de Poesía por sus 'Cuadernos 2000-2009', los poemas que escribió durante los últimos años de su vida.

Quizá no fuera para tanto como para hablar de 'El desencanto'. "Mis tíos han sido todos personas encantadoras. Se querían y se peleaban, pero era el tipo de peleas que tienen todos los hermanos del mundo", explicaba esta mañana Juan Millares a EL MUNDO.es. "José María, en particular, fue un hombre muy entrañable, con una simpatía arrolladora, muy divertido y muy sensible...". También fue un poeta no del todo conocido por los lectores de la Península.

"Era un excelente poeta, muy apasionado", continúa Juan Millares. "Trabajó en Transmediterránea, vivió una época en la Península, tuvo sus negocios... Pero su pasión era la poesía. Si no es muy conocido es por lo de siempre, porque Canarias está a 2.000 kilómetros de Madrid y cuesta mucho conseguir que alguien repare en ti. José María pagó la distancia".

La película de Juan Millares retrataba la historia de la familia: un clan que, ya a principios del siglo XX, concentraba a su alrededor gran parte de la vida intelectual de Las Palmas de Gran Canaria. Unamuno, por ejemplo, los frecuentó durante su exilio canario.

Sin embargo, en los años 40, los Millares entraron en un bache. El padre de Manuel y José María, un hombre dulce e inteligente pero con un carácter frágil, fue depurado por el franquismo. Apenas era capaz de mantener a la familia. Los niños se consolaban en la playa de Las Canteras, donde jugaban con Martín Chirino y con Eugenio Padorno. Juagaban, escribían, soñaban...

Había líneas de tensión, claro. "El problema fue entre mi tío Agustín y Manolo", recuerda Juan Millares. "Agustín estaba en el PCE y censuraba el arte abstracto. Y por eso chocó con Manolo". Esas cosas que pasan en las familias.

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/10/05/cultura/1286278952.html

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